Por Javier Prieto Calleja, miembro de la BMC
Palabra, sonido. Poesía, teatro, danza. Sin duda Federico García Lorca (1898-1936) concitó en su obra y vida estas tres manifestaciones artísticas, sin mencionar ahora su acercamiento constante, y siempre genial, a otras artes como el dibujo, la pintura… Por este motivo, la BMC dedica un concierto homenaje a este poeta.
Poeta eterno
De la poesía y el teatro, sobra hablar. Poeta universalmente reconocido más allá de nuestras fronteras, con su Poema del cante jondo o, sobre todo, Romancero gitano como ejemplo, siendo ésta la obra poética más traducida de todos los tiempos. Y, al margen de sus proyectos para popularizar el teatro, como el grupo de teatro La Barraca, sus obras dramáticas (La casa de Bernarda Alba, Bodas de sangre, Yerma…) han recorrido todos los escenarios del mundo desde que se estrenaran y siguen representándose recurrentemente hoy en día, demostrándose que los mensajes que contienen siguen estando vigentes.
“Ante todo, soy músico”
Esta frase la expresó el poeta granadino en una entrevista realizada en 1933.
Y la música lo atravesó de varias formas:
Fue amigo de Manuel de Falla, con quien colaboraría en múltiples actividades musicales, como la preparación del primer concurso de cante jondo en la Alhambra de Granada.
En sus escritos y opiniones refleja su pasión por Wagner, Beethoven…, y por la buena música y por la mala (“que tanto nos gusta”, como expresó en sus conversaciones con Gerardo Diego).
Buen intérprete de piano, se interesó en ahondar en las fuentes del cante jondo y del folklore andaluz, dejando para la posteridad arreglos musicales que han traspasado las fronteras físicas y del tiempo, como ¡Anda, jaleo! Los cuatro muleros…
En su afamado viaje a Nueva York entró en contacto con el mundo del jazz. Y vio en el universo negro afroamericano de Harlem una fuente de inspiración similar a la del mundo gitano de su Granada, que plasmaría en Poeta en Nueva York.
La música y la danza, eterna metáfora y alegoría
Para Lorca, todo lo musical, que tan bien conocía, era fuente de inspiración y recurrente metáfora.
Sobre todo a la música andaluza, mencionando constantemente formas musicales folklóricas del sur peninsular, como la seguiriya, la soleá…
En sus escritos hay referencias constantes, por ejemplo, a la guitarra, como elemento metafórico y alegórico: “La muerte lo iba siguiendo / rasgueando su guitarra”; “La noche es una guitarra”; a las trompas, como símbolo de voz divina de llamada del destino; a la trompeta como elemento cómico en sus obras de teatro, o al saxofón: “No hay nada más parecido a un saxofón que un abrazo bien dado”. También a la música que emana de la naturaleza: “Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros”, refiriéndose a los árboles, o cuando expresa “Y el viento empañaba espejos / y quebraba las venas de los bailarines”.
Sirvan de ejemplo estos poemas:
LA GUITARRA (del Poema del cante jondo, 1921)
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh, guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.
LAS SEIS CUERDAS (del Poema del cante jondo, 1921)
La guitarra
hace llorar a los sueños.
El sollozo de las almas
perdidas,
se escapa por su boca
redonda.
Y como la tarántula
teje una gran estrella
para cazar suspiros,
que flotan en su negro
aljibe de madera.
DANZA (del Poema del cante jondo, 1921)
En el huerto de la Petenera.
En la noche del huerto
seis gitanas
vestidas de blanco
bailan.
En la noche del huerto
coronadas
con rosas de papel
y biznagas.
En la noche del huerto
sus dientes de nácar,
escriben la sombra
quemada.
Y la noche del huerto
sus sombras se alargan,
y llegan hasta el cielo
moradas.
BAILE (del Poema del cante jondo, 1921)
La Carmen está bailando
por las calles de Sevilla.
Tiene blancos los cabellos
y brillantes las pupilas.
¡Niñas,
corred las cortinas!
En su cabeza se enrosca
una serpiente amarilla,
y va soñando en el baile
con galanes de otros días.
¡Niñas,
corred las cortinas!
Las calles están desiertas
y en los fondos se adivinan,
corazones andaluces
buscando viejas espinas.
¡Niñas,
corred las cortinas!